miércoles, 17 de marzo de 2010

Sólo un día...

La puerta de la entrada principal retumbaba fuertemente. Los constantes gemidos de la madera claudicando por los embates graduales y pausados de unos puños furiosos fueron el grito de guerra de un furioso hombre que deseaba descansar unos momentos en la comodidad de sus aposentos. A la exclamación de un "¡Ya voy!" fue que aquel individuo replico al llamado.

Giro la perilla de la puerta para encontrarse frente a frente con quien el emisor de tan sórdida sinfonía en pino laminado.

- Buenos días - Exclamó el individuo esperando una inmediata interlocución.

- buenas - replico el afectado.

- ¿ Es usted el Sr. Perez? - Inquirió con aire y tono de interés. - ¿Perez Sánchez? - Concluyó con el recuerdo de su santa madre.

- Si, soy yo - Contestó el individuo que había sido perturbardo de su letargo. - ¿Qué necesita? -

El visitante era un curioso sujeto de baja estatura, complexión robusta y cara redonda. De simpática mirada y afable contemplación. No era desagradable a la vista. Vestía un curioso traje de terciopelo verde, camisa blanca a cuadros y una corbata alusiva a un carnaval.

- Oh, qué bueno que lo encuentro. Vengo a informarle a que sólo le queda un día...

El hombre miró con curiosidad al individuo. - ¿Un día para qué?

- Pués, como que para qué... Para vivir Sr. Peréz Sánchez. usted muere el día de mañana. Replicó sonriendo el hombre bajito.

El nominado "Pérez Sánchez" monto en risa y carcajada a grito pelado. - ¿Está usted insinuando que vino a tocar a mi puerta de esa manera, perturbando mi sueño, para decirme que me voy a morir mañana?

- di... Disculpe. No quise despertarlo. Si le parece bien, vuelvo más tarde para darle los detalles. Contestó. - pero consideré importante venir a decirsélo.

- ¿Y cómo diablos sabe que me voy a morir mañana? Cuestionó cinicamente.

- Bueno, Señor Perez Sánchez, lo que ocurre es que a eso me dedico.

- ¿A llevarle desgracias a la gente?

- No, a invitarlos a vivir más intensamente. Ahora que sabe que mañana va a morir, ¿Cómo ve la vida?

- En realidad, nunca me había puesto a pensar en que iba a morir mañana. Tengo demasiadas preocupaciones como para pensar en eso.

- Bueno Señor Peréz Sánchez. Mucho me temo que debo dejarlo. Tengo aún muchos otros clientes que visitar. Muchas suerte en su último día de vida.

Sin decir más, el simpatico hombre se retiro por el pasillo. Pérez Sánchez quien respondia al nombre de Carlos cerró lentamente la puerta, pasando por su mente todo el proceso tanotológico. - No, es una triste broma. ¿Cómo diablos me voy a morir mañana? No estoy enfermo, no me siento mal. Es sólo producto de la imaginación de ese "chaparrito"

Una hora después...

- ¿Y si es verdad? Si me muero mañana. ¡Maldito "chaparro" Le debí de haber pedido su teléfono para mentársela al mugroso infeliz.

Treinta minutos después...

- ¿Dios? ¿Estás ahí? Soy yo... "Charlie" el que una vez se robó la limosna... No me castigues, sólo quiero saber si me muero mañana. ¿Tu me lo puedes decir?

Una hora después...

- Ya todo está dicho. Moriré sin pena ni gloria. Ni quien se acuerde de mi... Seré una página borrada en los anales de la historia. Un triste recuerdo escrito en hielo en pleno verano. Uno más del montón...

Otra hora más...

- ¡Hola Papá! Soy Carlos, tu hijo. Quería pedirte perdón por todo lo que te dije hace siete años. En verdad, que no quería hacerlo. Dile a Mamá que estoy bien y que si pudiera, iría a verlos ahora mismo. Sin embargo no puedo. Sólo llamaba para decirte que lo siento.

dos horas después...

- Hola Sandra, creo que no estás, o a lo mejor no quieres contestarme. Cualquiera que sea tu razón, siempre la tuviste. Hablaba para pedirte perdón. Siento mucho que lo nuestro no funcionara, y reconozco que fue por mi culpa. Espero puedas perdonarme algún día y seas muy feliz.

Ya la noche había caído. Carlos pidió comida china, su favorita. Hacía muchos años que no lo hacía. Cada hora, cada minuto, cada segundo buscaba algo valioso, nuevo por hacer. - Si este hombre me hubiera encontrado antes, no me hubiera perdido de esto. Hubiera salido a las calles a hacer mucho más. - Pensó.

Finalmente, dio la media noche. Carlos se sintió agotado. Su carga emocional había sido total y deseaba darse el tiempo para dormir. Aquel hombre se despidió del mundo, apagó la luz y cerró los ojos.

A la mañana siguiente, un fuerte golpeteo volvió a interumpir el sueño de Carlos. El hombre despertó subitamente tocandose el cuerpo y el rostro, para darse cuenta de que seguía vivo. Un halo de felicidad habitaba el cuerpo del hombre. No le importaba haber sido despertado, era una nueva oportunidad que la vida le había dado. - Mugroso Chaparro, me dio el susto de mi vida. pero yo de estúpido que me la creí - pensó.

Carlos se levantó para ir a la puerta nuevamente. La abrió y para su sorpresa, se topó con el simpatico hombre que justo el día de ayer, le había dado a conocer su suerte.

- ¡Hola! ¿Es usted el Sr. Pérez? ¿Peréz Sánchez?

- No me diga. ¿Me voy a morir mañana? Interrumpió cuestionando Carlos.

El simpático hombre se llevó las manos a la boca. - Ahhhhh. ¡Profeta! ¿Cómo lo sabe? Exclamo con temor el hombre.

- Justo ayer, tocó a mi puerta y me dijo eso. Contestó.

- Ah si. ¿ Y que hizo al respecto? Cuestionó el hombre bajito.

- Muchas cosas, efectivamente viví mi día como si fuera el último.

El hombre bajito sonrío. - Entonces, creo que no le molestará que se lo vuelva a decir.

- ¿Qué cosa?

- Que usted muere mañana. porque entonces volverá a vivir hoy como nunca.

Carlos comprendió las sabias palabras de aquel hombre. - Ya no será necesario. Creo que lo he entendido. Replico.

Aquel hombre bajito sonrió. - Iré a recordarle a otros, que ya olvidaron esa posibilidad. fue un placer haber platicado con usted. Sin decir más, el hombre se retiro por el pasillo.

" Que dicha es que vivamos sin que tengan que recordarnos de que mañana puede ser nuestro último día... Y que podamos vivirlo como si lo fuera"

Ideas + Corazón = Obras Literarias

Un rincón para escupir todo lo que la mente trae y que merece ser contado.